Paolo, 51 años, arquitecto.
Mi trabajo es mi gran pasión. Creativo, dinámico, muestra mi personalidad. Dedico mucho tiempo a buscar las últimas tendencias en diseño e interiores, por eso, el estudio se ha convertido en mi lugar preferido, expresión de mi estilo: elegante y equilibrado.

Soy un arquitecto. El espacio que más me identifica es mi estudio. Es mi entorno de trabajo y donde paso la mayor parte de mi tiempo investigando sobre las tendencias del mercado. Seguramente, es el espacio que mejor representa mi personalidad y mi estilo.

Laura, 42 años, jefe de ventas al por menor de una empresa de moda.
Trabajar en la moda hace que la creatividad invada mi vida cotidiana. Me permite desarrollar mis cualidades estéticas incluso fuera del entorno de trabajo. En mi tiempo libre, creo accesorios hechos a mano. Necesitaba un espacio ordenado y atemporal en el que expresar y dar rienda suelta a mi lado creativo: mi salón, mi taller.

Mi salón-taller muestra los rasgos, aparentemente opuestos, de mi personalidad. Necesitaba un espacio con tonos atemporales, que no pasaran de moda como, por ejemplo, el beige, el azul, el gris y el blanco, en el que conservar los objetos especiales y preciosos fruto de mi investigación.

Elena, 45 años, propietaria de un SPA.
Amaba tanto el bienestar que se convirtió en mi trabajo. He transformado el vestíbulo de mi SPA en un lugar chic de agregación, cultura, elegancia y acogedora bienvenida. Me representa a la perfección. Deseo que quienes entran en mi centro se sientan mimados y salgan de él regenerados.

Se tuviera que describir mi personalidad, respondería: elegante, chic, apasionada. Mi SPA, el lugar donde paso la mayor parte del día, tiene estas características. Es un espacio preparado para dar la bienvenida a los clientes más detallistas y exigentes.

Marco, 37 años, ingeniero informático. Mi vida transcurre online por necesidad y por pasión. Es allí donde organizo las actividades culturales que desarrollaré durante mis viajes “premio”, para recargarme. Además desahogo mi creatividad en casa, en mi habitación, que es moderna y funcional para trabajar incluso en los horarios más absurdos.

Paso mucho tiempo en mi habitación porque es el único espacio de casa que me transmite tranquilidad y me permite concentrarme en los famosos códigos de programación. ¡Algunas veces son un auténtico rompecabezas! Su calor hace evaporar la tensión y crea la justa atmósfera relajada.

Camilla, 31 años, tenista profesional.
Mi trabajo requiere mucha dedicación. Soy una perfeccionista, estudio las tácticas y entreno todos los días. Viajo con frecuencia, tanto por trabajo como por placer, y cuando vuelvo a casa me gusta regalarme momentos de relax y cuidar de mi cuerpo en mi capullo dorado, mi baño.

El oro es mi color preferido, ¿sorprendidos? Me recuerda el objetivo por el que entreno tanto todos los días. Por eso no podía faltar en las paredes y el pavimento del lugar donde me relajo y mi dedico a mi bienestar, mi baño.

Emma, 53 años, jefe de cocina.
Soy una equilibrista entre la precisión y la creatividad, tanto en los platos como en la delicada relación con mi equipo.
La cocina de casa es el lugar de la experimentación y, como soy muy sociable, es amplia, precisa en el estilo y abierta hacia el salón. Así puedo probar en directo mis últimas novedades con mis invitados.

En mi imaginación, quería que mi cocina se convirtiera en el lugar de sociabilidad hogareña, en el que experimentar nuevas recetas, mezclar ingredientes, sabores y olores junto con mis invitados. Es un espacio vivo y lleno de color, por ello elegí jugar con los tonos del gris, una mezcla de la fuerza masculina y la hospitalidad femenina.